Adaptación de Cuentos
version actualizada del cuento caperucita roja NO apta para niños
Caperucita Roja
Despertó con el sonido de la voz de su madre llamándola, -¡Caperucita!, ¡Caperucita!- se sorprendió por haberse quedado dormida en aquel viejo árbol que estaba junto al río rojo, se levantó de un salto, pues su madre sonaba preocupada, al correr sintió una presencia, voltio hacia el otro lado del río pero no había nadie.
Al llegar a casa de su madre observo con gran alegría a su abuela, quien tenía en sus manos un pequeño regalo, -Caperucita, al fin llegas, ten, es para ti- estiro sus manos hacia caperucita quien abrió el regalo y miro una hermosa caperuza roja, brillante, nueva, hecha especialmente para ella, -Abuela Muchas Gracias- contesto emocionada la joven, inmediatamente se quitó aquella vieja caperuza roja, decolorada por el sol y el jabón, y se vistió con su nueva caperuza, su abuela se despidió y se marchó a su casa, una pequeña cabaña en medio del frondoso bosque pasando el río rojo, al recordar esto, caperucita se preguntó a ella misma por qué solo había ido a casa de su abuela una sola ocasión durante toda su vida.
Pasaron días, semanas, y caperucita seguía visitando aquel árbol viejo junto al río rojo que le causaba tanta alegría, pues generaba en ella un sentimiento de paz. Un día mientras contemplaba su reflejo en el río, escuchó una voz gruesa, con tono muy particular a las demás voces que ella escuchaba, era un lobo de grandes ojos negros, profundos como el abismo que existe en el mar aquellos ojos negros la miraban, ella sintió por un pequeño momento que su vida corría peligro, hasta que logro darse cuenta que el lobo se encontraba al otro lado del río rojo, el comenzó a preguntarle el porqué de sus constantes visitas a ese lugar caperucita se resistía a contestarle pues era muy raro ese acontecimiento, ella jamás había oído hablar a un lobo, el siguió insistiendo y le comenzó a decir –Caperucita te he observado durante todo este tiempo, he notado que eres realmente hermosa y me gustaría poder ser tu amigo, sé que te debe parecer loca la idea, pues como yo un lobo grande y peligroso que en cualquier momento puede acabar con tu valiosa vida puede estar cerca de tan angelical presencia llena de inocencia y bondad- al oír esto caperucita comenzó a confiar en él pues aquellas palabras no podrían ser de un ser malo, de ahí comenzaron a tener una larga amistad, que con el paso de los meses se entendían más pues existía un sentimiento que los unía, caperucita a pesar de tener el amor de su madre y abuela se sentía sola, abandonada al igual que el lobo que a pesar de vivir en aquel bosque lleno de árboles hermoso y demás animales era muy solitario.
Un día el lobo llego enojado, caperucita tenia horas esperando a su querido amigo, al verlo llegar al otro extremo del río con una expresión en su cara de odio y desesperación, comenzó a sentirse triste por no poder abrazar en ese momento de angustia, el lobo al verla comenzó a gritarle que cruzará el rio, que quería estar junto a ella, ella sin pensarlo se lanzó al rio, pero este tenía una corriente muy fuerte que comenzó a arrastrarla, en eso llego su mamá toda apresurada y tomo a la joven del brazo para sacarla, gritando le pregunto porque arriesgo su vida de tal forma, ella solo pudo contestar –El lobo, mi amigo, me necesita- su madre furiosa le respondió-Caperucita, déjate de tonterías, no hay ningún lobo cerca del lugar- caperucita fijo su mirada al extremo del río y no vio a su querido amigo, estaba sola.
-“Como paso esto, ahí, en ese mismo estaba lobo esperándome para estar juntos, ¿porque se fue?, ¿porque también me abandono?- pensó, su mamá se retiró y le pido que la acompañara, ella le pidió un momento, pues estaba enojada con su madre, con el lobo, con ella misma. Al levantarse y dirigirse a casa sintió de nuevo la presencia que sentía antes de conocer al lobo, pero ahora reconoció aquella sensación pues era la misma que le provocaba el lobo, dirigió su mirada hacia los árboles y comenzó a gritarle-¡LOBO! !LOBO¡ sal de ahí- de pronto el lobo Salió de entre las ramas, con la misma expresión que antes, solo que ahora no era el único que sentía lo mismo, -Caperucita, creo que tu madre nos dará problemas, no puedo seguir siendo tu amigo si sigues estando con ella- caperucita se quedó helada, pensando -¿Qué puedo hacer?, ¿Cómo puedo lograr seguir estando con el lobo?, es el único que me entiende, es el ahora mi familia- el lobo descifro sus pensamiento con solo observar su rostro, -Hagámoslo, antes de que sea tarde- respondió el lobo –Aprochemos que tu abuela está en casa de tu madre, así será fácil y rápido- caperucita al oír esto cuestiono al lobo -¿Cómo sabes que mi abuela está en casa?- -Porque olí su aroma, ya tiene días en tu casa- caperucita invadida aún por aquel sentimiento de dolor, ira, acepto la ayuda del lobo, camino hasta su casa, voltio de nuevo y estaba el lobo a su lado, al llegar a la casa, era de noche, su madre y su abuela estaban en la cama, caperucita se acercó sigilosa como una sombra en la obscuridad, al llegar al lado de su madre, y el lobo le susurró al oído –HAZLO- pero fue tan profundo que sintió que no era del lobo aquella voz, sino era su conciencia, pues se escuchó de lo más profundo de sus pensamiento, lo hizo, la sangre de su madre salpico en su caperuza, más no se ensucio, pues aquella nueva caperuza tenía el color de la propia sangre, observo que su abuela que la observaba, con horror en su rostro y lágrimas en sus ojos, -¿Qué has hecho?- pregunto temerosa su abuela, -Proteger a mi familia- al contestar caperucita mancho de nuevo su hermosa caperuza, pensó que el lugar perfecto para llevar a su abuela y madre era aquel río, pues el rojo de la sangre le recordaba aquel hermoso río que le provoca alegría y paz.
Llevo los cuerpos al río y al llegar vio al lobo del otro lado, arrojo los cuerpos y la sangre se combinó con el río creando un color aún más bello y profundo, mientras observaba los cuerpo hundirse, observo de nuevo al lobo, quien se miraba feliz, extrañamente ella se sintió de la misma manera, el lobo sonrió y dijo –Aún no te has dado cuenta- y fijo su mirada al agua, caperucita bajo la mirada hacia su reflejo y recordó que los sentimientos del lobo siempre estaban acorde con sus sentimientos, en ese momento sintió un choque en su interior, un rayo que atravesó a través de sus venas, temerosa miro el reflejo del lobo, pero solo encontró su rostro en el agua, estaba sola en aquel río rojo, completamente sola.
Despertó de nuevo, pero esta vez no era un árbol, ni estaba junto a un hermoso río de extraño color, eran paredes blancas, suaves, e iguales, ella no tenía una caperuza, sino que vestía con un hermoso chaleco blanco que calentaba su cuerpo, apretando sus entrañas y a su lado estaba un pequeño Lobo de felpa, -Ya lo entendí…-
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